Aunque es ésta la historia de una saga de mujeres, de madres e hijas imbuidas de aires caribeños que las convierten en seres de lo más sui géneris, merece la pena mencionar una de las figuras masculinas de la historia; quizás no sea la más importante en su falta de papel generativo de esta extraña y femenina extirpe, pero sí es aquella que parece dotada para sentirse satisfecha con la satisfacción de sus deseos. Aunque parezca redundante y de cajón, no es poco en los tiempos que corren, no es poco en esta historia de personas cuyas metas respiran cierto aire de supervivencia fútil, en un paso del tiempo que la novela enlentece y acelera según el momento y el lugar de la protagonista en cuestión. Ritmos que se aprietan y se dilatan igual que nuestros días lo hacen en la elección en que cada uno decida vivirlos. La prosa fácil de Véronique Ovaldé acompaña a cuatro mujeres fuertes a lo largo de muchos días de sus vidas, a ratos pisando fuerte, la mayoría de las veces tan solo de puntillas pero siempre agarradas a ese hilo inexistente que, de algún modo, frágil o fuerte, natural o forzado, subyace entre madres e hijas.
Ediciones Salamandra
Barcelona, Septiembre 2011
Éditions de l'Olivier, 2009
Ediciones Salamandra
Barcelona, Septiembre 2011
Éditions de l'Olivier, 2009
Aunque la historia tiende a repetirse, un gesto pequeño puede marcar una gran diferencia
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