Magistral escenario y caracterización el que nos muestra Montserrat Roig en esta opereta de personajes corrientes que convergen en singular relación. Jóvenes y viejos, fracasados y conformistas, en todos ellos conviven los mismos ingredientes que van alterando sus cantidades a medida que avanzan las situaciones de su devenir, virando el modo de habitar esos días ordinarios de mecanismos cotidianos, exiguamente ambientados de los soberbios momentos que desatan pasiones en el dilatado proceder de la realidad operística.
Comprometida con los debates intelectuales del momento y deudora de la tradición novelística catalana, a través de una señora Miralpeix vieja pero que todo lo sobrevive, un carnicero apasionado por las mariposas nocturnas capaz de transformar a una charnega analfabeta en catalana instruida y una joven prematuramente anciana desengañada por todo aquello que resta por suceder, desfila la Barcelona franquista y su trasfondo en un lenguaje oral y directo, cuidado en forma y de contenido preciso.
Montserrat Roig
Ediciones destino, 1989
Porque debajo del decorado
la esencia persiste, similar
entre aquellos tan aparentemente
alejados
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