Empiezo la entrada con la reflexión final de la novela, mareándome yo también de lo incomprensible y abismal y dolorosa y alegre que puede ser la vida. Una escapada de fin de semana con Verónica y Laura, lectura rápida y trepidante, a pesar de que desde muy al principio se dibuje el desenlace de la historia.
De desgraciada actualidad, el robo de un hijo deja una secuela que ninguna vida feliz, ni la sonrisa de cualquier otro niño, por presente y tuyo que sea, puede borrar en una madre que lo ha sentido y llevado en sus entrañas. Las sombras pueden ser más tangibles que los cuerpos, las incertidumbres invadir de presencia la realidad perceptible de las certezas. Una historia de muchas mujeres luchadoras y también algunos hombres, entretejidas en una compleja red que marca los movimientos de sus vidas, por voluntad o necesidad, acatando el papel que a cada uno le ha tocado desempeñar, aunque a veces no se merezca.
Los lazos de sangre recorren caminos complicados, pero parece que una fuerza superior consiga encontrarlos al final del recorrido.
se necesita más que abrir el cerrojo para aventurarse trás la incertidumbre de las puertas cerradas
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